Proyectos

La Casa Filtro ES

La casa filtro de Managua, situada cerca del Mercado Oriental, ayuda a los niños y chicos de la calle (algunos trabajan como vendedores y limpiabotas). Aquí pueden lavarse, comer, curarse de las heridas y enfermedades, realizar actividades recreativas, deportivas y culturales. Los educadores recorren todos los días las calles de la ciudad para ofrecerles su asistencia y convencerles, con muchas dificultades, para que abandonen la calle. En la casa viven como media, unos treinta niños.

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Finca San Marcos

La finca de San Marcos, con sus campos verdes, grandes árboles majestuosos, frutales, flores y animales, primera sede histórica de Los Quinchos, acoge a los niños hasta los 13 años, después de un periodo de adaptación en la Casa Filtro. Todos asisten a las escuelas públicas, a laboratorios de carpintería, hamacas y terracota.
Los educadores junto con los chicos mayores en calidad de Promotores, ayudan a los niños con afecto y les guían con todo tipo de actividades que enriquecen su día a día.

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Centro Cultural ’Chechio BumBum’

En el Centro Cultural ’Chechio Bumbum’ se desarrollan numerosas actividades culturales y recreativas: se enseña danza moderna y tradicional, teatro y artesanía; se desarrollan encuentros con jóvenes de otros proyectos o con los ancianos de la comunidad; se imparten también cursos de educación cívica y conferencias dictadas por expertos sobre temas de actualidad, salud, educación, política nacional e internacional, temas que inciden en la vida de los pueblos.
Sin olvidar la cultura tradicional y la Historia de País, a las que se da siempre gran importancia.

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Casa del Barrio

En la Casa del Barrio, con la escuela de arte ’El Sol Nahuatl’ se encuentra la Banda Musical, dotada de nuevos instrumentos. Aquí los chicos aprenden a tocar los instrumentos tradicionales, como la marimba; hay también una biblioteca bien dotada; pueden dibujar, pintar y se proyectan películas y documentales.
Funciona un pequeño restaurante, ’L’Osteria italiana’, donde trabajan algunos chicos del Proyecto, que ofrece platos típicos de la cocina italiana.

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Yahoska

El Proyecto Yahoska, que surge en 1999, acoge a niñas y adolescentes en la Casa de San Marcos. Son niñas que han tenido un pasado de violencia y abandono, algunas de ellas son hermanas de otros Quinchos.
Todas acuden al colegio público, participan en lecciones y encuentros sobre problemas sociales, derechos de las niñas y de las mujeres; forman parte de la Banda Musical; participan con los chicos del Quincho en actividades culturales, deportivas, recreativas y de socialización.
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Posoltega

En Posoltega, en el Norte de Nicaragua, el Centro Los Quinchos, inaugurado en 1999, acoge todos los días a sesenta niños, niñas y adolescentes pertenecientes a familias castigadas por la destrucción del Huracán Mitch, que devastó Centroamérica en Octubre de 1998.
Funciona diariamente el comedor y la escuela infantil y primaria. Aquí se desarrollan numerosas actividades recreativas y culturales.

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Granada, Casa al Lago y Casa de Cultura

La casa del lago, en el archipiélago de ’Las isletas’, con centenares de bellísimas islitas, en las riberas del gran lago Cocibolca, acoge a 35 adolescentes aproximadamente, excelentes nadadores.
Todos van al colegio público en la vecina ciudad de Granada, donde desarrollan varias actividades. Intercambian experiencias con otros Quinchos y Yahoska, con chicos de otros Proyectos y de la comunidad. En el centro de la bellísima ciudad de Granada funciona la ’Casa de Cultura’, recientemente restaurada, centro de actividades y encuentros.

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El pueblo del basurero: la Chureca (Descarga el file pdf)

Cerca de 1500 personas acuden cada día al basurero ’la Chureca’ de Managua, Nicaragua, cerca del barrio de Acahualinca, en la ribera del gran lago Nicaragua; sobreviven con el poco dinero que obtienen de la recogida y venta de los desechos. El 53% tiene menos de 18 años.
Recogen plástico, vidrio, papel, aluminio y otros metales. En los días ’buenos’ se puede recoger un quintal de plástico, otro tanto de vidrio y diez libras de aluminio. Familias enteras trabajan todo el día, desde las seis de la mañana en este infierno, refugiándose del sol o de la lluvia bajo una caja de cartón o a la sombra del carro ’de familia’.
Los niños, incluso desde los cuatro años, inician su ’carrera’ laboral, ayudando a vigilar el material recogido, seleccionando o volviendo a limpiar. Al principio recogen los materiales más ’fáciles’ , el papel y el plástico; a veces encuentran un juguete entre los desperdicios. A los 14 Años saben hacer ’todo’ lo que debe saber un trabajador del basurero. El 92% del pueblo del basurero vive en casas en ruinas y comparten habitación con otras seis personas, sin agua potable, sin acceso a los servicios de salud ni a la educación. El 62% no dispone de servicios higiénicos y el 25% de los mayores de quince años son analfabetos.
A los pies de la ’Chureca’ ha nacido una pequeña población de chabolas de chapa y de madera en la que viven, además de las familias, prostitutas y huelepegas, consumidores de cola y otras drogas. En ’Chureca’, con un extensión de 42 hectáreas, decenas de camiones descargan cada día novecientas toneladas de desechos. Les esperan los recogedores que rápidamente ’atacan’ el montón apenas descargado con usando palos u otros objetos. Los camiones levantan nubes de polvo cegador.
Periódicamente llegan aviones que esparcen combustible y después encienden fuego; otro humo muy tóxico ataca al pueblo del basurero. En verano la temperatura supera los cuarenta grados.
En invierno, bajo las lluvias torrenciales, el basurero es una charca y la gente se hunde en el barro. Son varios los riesgos: desde los accidentes provocados por los conductores de los camiones, a las heridas provocadas por objetos cortantes. Las enfermedades se agravan por la falta de higiene: tos, malaria, dengue hemorrágico, piojos, infecciones de la piel, envenenamiento de la sangre por mercurio, etc. Hace seis mil años hombres y animales dejaron sus huellas en las riberas del Lago. Las cenizas han custodiado hasta nuestros días estos remotos testimonios de vida y muerte en el continente americano. Seis mil años después hombres, mujeres y niños recorren los caminos entre los desechos del infierno de Acahualinca.